Hola gente! hace rato que no andaba por aca, pero mil y un cosas sucedieron en mi vida. En fin, les dejo aqui los primeros episodios de mi ultima historia, sobre la pareja Renji/Ichigo (y la proxima persona que me diga que prefiere a Renji con Byakuya le mando un virus.... nah, mentira)
Gekkouha
La flor de la luz de la luna
Escrito por: Maru de Kusanagi
Bueno, esta es la versión en español de la historia homónima que primero escribí en inglés, y primero la hice en ese idioma porque Bleach parece que no tiene tantos seguidores en español, y la pareja principal que me gusta (Renji/Ichigo) tampoco es tan querida (todos me dicen “me gusta más Renji con Byakuya”). Igual, en un review de otra historia, alguien me dijo que “Renji parece la novia de todos” y, la verdad, tiene razón: no le veo pareja imposible (aunque lo mismo me pasa con Ichigo...).
Aclarado eso, les cuento que esta historia está basada en otra original mía, así que todo lo que se junta acá son divagaciones propias, y por ello verán muchos cambios a la “historia oficial”. Otra cosa: mi castellano es el argentino, y es algo de lo que no puedo desligarme, así que mis personajes tendrán acento rioplatense.
Así que, ahí vamos:
Disclaimer: Bleach y todos sus personajes no me pertenecen. Ojala fueran míos. Esto está escrito por una fan para otros fans, y no pretende ofender a nadie.
Advertencias del capítulo: yaoi, parejas extrañas, flurry, universo alternativo y escritora loca. Futuras muertes de personajes (nada nuevo para el que siga la serie original).
Parejas: principalmente Renji/Ichigo, pero habrán más (irán apareciendo a lo largo de los capítulos, si leyeron la versión en inglés, ya deben saber).
Clasificación:M (habrá lemons).
~Terminología para esta historia~
Semi-humano: una persona mitad animal, como los nekobito.
Neko: gato en japonés.
Nekobito: significaría algo así como “persona gato”, y es la unión de las palabras japonesas “neko” y “hito” (persona), y es una palabra que inventé.
CAPÍTULO 1:
Urahara casi no lo hizo. Con sólo ver a los dos chicos profundamente dormidos, uno junto al otro, su corazón se llenaba de calidez y una sonrisa se dibujaba en su rostro. El gato de pelaje naranja y el gato blanco, enrollados uno con el otro, era lo más dulce que veía cada mañana. Era una cosa irónica, porque esos chicos nunca actuaban con dulzura estando despiertos.
Ichigo, el gato naranja, era muy responsable y decidido. Odiaba que lo tomaran de punto con su nombre, pero a los clientes le encantaba. Vivía con Urahara desde hacia aproximadamente siete años, junto con el gato blanco. Toushirou, que era tema aparte. No le gustaba que lo tocaran o que la gente le dijera (gritara) “shiro-chaaaaaan”, como acostumbraba esa chica, Momo, cada vez que se cruzaban. La mayor parte del tiempo se mantenía lejos del alcance de la gente, y solo aceptaba la compañía de Ichigo (a quien llamaba hermano, y nunca notaba la tristeza en los ojos del gato mayor) y la de Urahara. Pero cuando debía trabajar, lo hacía, aunque con la asistencia de Ichigo por su particular situación.
“Cortala ya,” la voz de Yoruichi hizo que Urahara reaccionara “todos te pueden ver babear....”
“Son muy lindos, ¿no te parece?” dijo, esquivando el tema “Mininos... Frutilla-chaaaaan... Shirooo-chaaaan... arriba...” (1)
Un ojo color chocolate lo miro, irritado. Toushiro se enrollo y dio la vuelta, sin despertar.
“No hagas tanto ruido... dijo Ichigo “Toushirou tuvo una pesadilla....”
“¿De nuevo? Pensé que todo estaba bien...”
“Su cumpleaños es la semana que viene. Él...” Ichigo se levanto luego de acariciar la cabeza del Toushirou, ese chico siempre lo hacía recordar el pasado...
“Ok, puede quedarse un poco más. Pero vas a tener que hacer sus deberes de la mañana.” Repuso Urahara, yéndose.
“Listo.”
“Debe ser difícil, teniendo veinte en un cuerpo de doce...” dijo Yoruichi.
“Si alguna vez encuentro al que le hizo esto...”
“¿Qué? Sabes que esa fue la razón para la cual nos crearon.”
“¡Lo sé!” cuando se enojaba, la punta de la cola de Ichigo se ponía toda esponjosa, y era algo más hilarante que amenazante (aun cuando el gato era realmente peligroso si lo presionaban) “¡No es una excusa! ¡No somos juguetes!”
“Cálmate, chico. Es demasiado temprano para tanta charla.” dijo ella, saliendo “Vos y yo tenemos trabajo por hacer. Vamos.”
El trabajo en la Tienda de Urahara era algo sencillo, algo a lo que Ichigo se había acostumbrado. La mayoría de las veces consistía en ser acompañante de alguna mujer rica, a quienes les gustaba mostrar el nuevo accesorio que tenían. Era llevado a diferentes lugares, como fiestas o plazas para mostrar sus “especialidades” a su amo de turno. Con los hombres la cosa cambiaba, pero Ichigo solo conocía a dos hombres al respecto. Un noble de largo cabello negro gustaba venir una vez por semana y beber sake o té, y hablarle. Detrás de la gélida mascara de aquel hombre, Ichigo conocía otra: la de un hombre solitario, cansado de serlo. Ichigo se llevaba bien con él, y estaba aliviado de que aún no le hubiera pedido nada más.
El otro hombre era su actual dueño. Cuando Ichigo no tenia donde ir, Urahara lo acepto y le dio un lugar. No un hogar, pero muy cerca de serlo. Algunas noches, después que ya se había terminado todo el trabajo de la jornada y Toushirou dormía profundamente en su cama, Ichigo silenciosamente caminaba a la habitación de Urahara. El rubio le sonreía amorosamente, una sonrisa totalmente distinta a la que mostraba en la tienda. Ichigo se le acercaba y lo dejaba acariciarlo, tocarlo, besarlo. Nunca intento forzar a que Ichigo lo recibiera, aun cuando tenía el derecho, nunca trato de tener verdadero sexo con él. Al principio, empezó con lecciones de cómo debía satisfacer a sus clientes y a sí mismo. Después, siguió porque Urahara lo amaba y porque Ichigo lo sabía, y su corazón sufría por no poder corresponderlo. Así que, esas veces Ichigo caminaba a la habitación de Urahara, a esa habitación y se quedaba hasta justo antes del amanecer. Pero otra razón, y muy cierta también, era que la misma naturaleza de Ichigo se lo requería, necesitaba aquella atención o sentía que se volvería loco.
Un nekobito (persona gato) era algo difícil de ser. No recordaba donde nació, o el nombre de su padre. Solo recordaba el bello rostro de una mujer, sonriéndole y abrazándolo con amor. No mucho más. Recordaba estar en las calles, ser pateado, gritado, odiado. El asco en los ojos de las personas que los miraban, el niñito mugroso y el sucio gatito blanco. Dos criaturas robando, revolviendo la basura, mordiendo a toda persona que trataba de agarrarlos. Entonces, un día, la gente se hartó de ellos y llamo a alguien que se ocupara. Alguien que los cazara.
Ellos no eran humanos, por lo cual a nadie le importaba qué les pasara.
Ichigo y Toushirou pudieron escapar de su perseguidor, sólo para desplomarse en un lugar perdido de las afueras de Karakura. Un disparo le había atravesado el brazo izquierdo, y con el derecho sostenía la inmóvil figura de Toushirou. El otro gatito había recibido un disparo y estaba desmayado.
“Hm, ¿qué tenemos acá?”
Ichigo vio un hombre de extraño sombrero y cabello rubio. Cundo ese hombre trato de tocarlos, él le mordió la mano. Ese hombre lo golpeo y entonces Ichigo pensó que era el fin. Acurrucó el otro cuerpo contra sí, y cerró los ojos.
“¿Lo vas a proteger, aunque te cueste a vida?” Ichigo abrió los ojos y miro al hombre, no había ira ni odio en sus ojos “¿Cuál es tu nombre, chico?
“Ichigo.”
“¿Cómo la fruta? Eso es tierno.”
“¡No! ¡Como ‘un protector’! Eso dijo mama.”
“¿Y dónde está ella?”
“Muerta.”
Eso fue el primer encuentro. Urahara era en verdad un hombre raro, pero vio el potencial en las dos criaturas. Les tomo bajo sus tutela y les dio un lugar donde estar, curó sus cuerpos y empezó el proceso de curar sus almas.
Ichigo tenía el cuerpo de un chico normal, solo con las orejas y la cola de un gato, y la muy inusual (bueno, para los estándares de Karakura) característica de pelaje naranja. Aparte de eso, y los instintos animales que toda persona gato demostraba, no era muy anormal. No había aprendido a usar sus habilidades especiales, pero sabía que era algo fácil de arreglar. Toushirou era tema aparte. La mayor parte del tiempo (léase el 99%), mostraba la forma de un gatito blanco con grandes ojos verdes, posado en un lugar alto desde donde podía observar lo que sucedía alrededor suyo y de su hermano. Nunca le gustaba que la gente se acercara demasiado a Ichigo, solo dejaba que los clientes se ele acercaran. Solo cuando dormía, y algunas ocasiones de especial stress, mostraba su verdadera forma: de un chigo de alrededor de catorce, piel blanca y lindas orejitas. Nunca iba a envejecer, y eso le iba a pasar a Ichigo, si alguna vez se apareaba.
“Estoy listo.”
“¡Oh, excelente!·Necesito que entregues esto” Urahara le dio una BOLSA ENORME.
“¿Qué rayos es esto...? ¡¿Caramelos de frutilla?! ¡¿Te estás burlando?!”
“No, nooo Ichigo. Es una entrega que Yoruichi hace cada mes, pero esta vez no puede, tenés que hacerlo vos, acá tenés la dirección.”
Ichigo leyó. Era la dirección de un shinigami.
“Es un buen cliente, así que se educado.”
“Siempre lo soy.”
“Lo sé. Solo quería que fueras cuidadoso.”
Ichigo camino por calles casi desiertas. Era todavía muy temprano y el mercado recién empezaba sus actividades cuando paso rápido entre la gente. Aunque su tipo no era tan inusual, no le gustaba atraer atención innecesaria. Una cosa era estar a la vista en la tienda, otra era ser acosado en las calles. Llego a la dirección justo cuando lo percibió. Un aroma, delicioso, tentador. Llamándolo desde adentro, excitándolo. Nunca antes había olido algo semejante, pero sabía qué era.
“¡Rayos! ¡Estoy retrasado!” la persona no lo vio e Ichigo, perdido en sus pensamientos, nada hizo para evitarlo. Así que chocaron.
Ichigo abrió los ojos y vio rojo. Rojo de la sangre, de pasión. Sintió que se quedaba sin aliento, sus sentidos estaban embotados. El hombre era un poco más grande que él, algo tostado con extraños tatuajes de tipo tribal en la piel. El cabello estaba atado en una cola alta y vestía un kimono negro, el uniforme de los shinigami. Estaba hablándole... que...
“Hey, cabeza de zanahoria, ¡¿sos sordo?! ¡Te hice una pregunta!”
“¿Qué...?”
“Te pregunte: ¿cómo vas a arreglar esto?”
El hombre apuntaba a algo... ¿lentes? Lentes rotos... bajo la pierna de Ichigo.
“Eso es bastante caro, ¿sabías, cabeza de zanahoria?”
“¡Tengo nombre! ¡Es Ichigo! ¡Y es tu culpa por haberme chocado!”
“¡VOS eras el que estaba parado en medio del puto camino!”
Ichigo no respondió. Cuando noto la gente acercarse, y noto la posición de los dos, trato de levantarse.
“Movete, ¡tengo trabajo!”
Una mano fuerte lo contuvo en el piso.
“¡No estoy bromeando, frutillita! Pero como no tengo tiempo para perder acá con vos, quiero saber dónde te puedo encontrar después. Y no me mientas porque te voy a encontrar donde sea que estés”
“Mi dueño es Urahara, vivo con el.”
El otro hombre lo dejo ir y entonces Ichigo se levanto. Tenían casi la misma estatura. Ojos de color rojo sangre lo miraron directamente, y el gato naranja no pudo evitar perderse en ellos.
“Te dejo ir, pero vas a saber de mi.”
Y con eso, aquel pelirrojo se fue, sin darse cuenta de la impresión que causo en el joven gato. Ichigo sintió su sangre agolparse por las venas, el corazón latiendo en su pecho, el calor elevándose desde el interior. Su cuerpo, respondiendo a todo esto. Antes de que alguien lo viera en ese estado, se apuro a hacer su entrega y volver a lo de Urahara.
1- quien sepa un poco de japonés sabe que “Ichigo” significa normalmente frutilla, pero el nombre del protagonista se escribe con los kanji de ‘ichi’ (uno) y ‘go’ (de “mamoru”, guardián), y es un juego de palabras que se repite mucho en la serie y es casi imposible de repetir en otros idiomas
Gekkouha
La flor de la luz de la luna
Escrito por: Maru de Kusanagi
Bueno, esta es la versión en español de la historia homónima que primero escribí en inglés, y primero la hice en ese idioma porque Bleach parece que no tiene tantos seguidores en español, y la pareja principal que me gusta (Renji/Ichigo) tampoco es tan querida (todos me dicen “me gusta más Renji con Byakuya”). Igual, en un review de otra historia, alguien me dijo que “Renji parece la novia de todos” y, la verdad, tiene razón: no le veo pareja imposible (aunque lo mismo me pasa con Ichigo...).
Aclarado eso, les cuento que esta historia está basada en otra original mía, así que todo lo que se junta acá son divagaciones propias, y por ello verán muchos cambios a la “historia oficial”. Otra cosa: mi castellano es el argentino, y es algo de lo que no puedo desligarme, así que mis personajes tendrán acento rioplatense.
Así que, ahí vamos:
Disclaimer: Bleach y todos sus personajes no me pertenecen. Ojala fueran míos. Esto está escrito por una fan para otros fans, y no pretende ofender a nadie.
Advertencias del capítulo: yaoi, parejas extrañas, flurry, universo alternativo y escritora loca. Futuras muertes de personajes (nada nuevo para el que siga la serie original).
Parejas: principalmente Renji/Ichigo, pero habrán más (irán apareciendo a lo largo de los capítulos, si leyeron la versión en inglés, ya deben saber).
Clasificación:M (habrá lemons).
***=^..^=***
~Terminología para esta historia~
Semi-humano: una persona mitad animal, como los nekobito.
Neko: gato en japonés.
Nekobito: significaría algo así como “persona gato”, y es la unión de las palabras japonesas “neko” y “hito” (persona), y es una palabra que inventé.
CAPÍTULO 1:
Urahara casi no lo hizo. Con sólo ver a los dos chicos profundamente dormidos, uno junto al otro, su corazón se llenaba de calidez y una sonrisa se dibujaba en su rostro. El gato de pelaje naranja y el gato blanco, enrollados uno con el otro, era lo más dulce que veía cada mañana. Era una cosa irónica, porque esos chicos nunca actuaban con dulzura estando despiertos.
Ichigo, el gato naranja, era muy responsable y decidido. Odiaba que lo tomaran de punto con su nombre, pero a los clientes le encantaba. Vivía con Urahara desde hacia aproximadamente siete años, junto con el gato blanco. Toushirou, que era tema aparte. No le gustaba que lo tocaran o que la gente le dijera (gritara) “shiro-chaaaaaan”, como acostumbraba esa chica, Momo, cada vez que se cruzaban. La mayor parte del tiempo se mantenía lejos del alcance de la gente, y solo aceptaba la compañía de Ichigo (a quien llamaba hermano, y nunca notaba la tristeza en los ojos del gato mayor) y la de Urahara. Pero cuando debía trabajar, lo hacía, aunque con la asistencia de Ichigo por su particular situación.
“Cortala ya,” la voz de Yoruichi hizo que Urahara reaccionara “todos te pueden ver babear....”
“Son muy lindos, ¿no te parece?” dijo, esquivando el tema “Mininos... Frutilla-chaaaaan... Shirooo-chaaaan... arriba...” (1)
Un ojo color chocolate lo miro, irritado. Toushiro se enrollo y dio la vuelta, sin despertar.
“No hagas tanto ruido... dijo Ichigo “Toushirou tuvo una pesadilla....”
“¿De nuevo? Pensé que todo estaba bien...”
“Su cumpleaños es la semana que viene. Él...” Ichigo se levanto luego de acariciar la cabeza del Toushirou, ese chico siempre lo hacía recordar el pasado...
“Ok, puede quedarse un poco más. Pero vas a tener que hacer sus deberes de la mañana.” Repuso Urahara, yéndose.
“Listo.”
“Debe ser difícil, teniendo veinte en un cuerpo de doce...” dijo Yoruichi.
“Si alguna vez encuentro al que le hizo esto...”
“¿Qué? Sabes que esa fue la razón para la cual nos crearon.”
“¡Lo sé!” cuando se enojaba, la punta de la cola de Ichigo se ponía toda esponjosa, y era algo más hilarante que amenazante (aun cuando el gato era realmente peligroso si lo presionaban) “¡No es una excusa! ¡No somos juguetes!”
“Cálmate, chico. Es demasiado temprano para tanta charla.” dijo ella, saliendo “Vos y yo tenemos trabajo por hacer. Vamos.”
***=^..^=***
El trabajo en la Tienda de Urahara era algo sencillo, algo a lo que Ichigo se había acostumbrado. La mayoría de las veces consistía en ser acompañante de alguna mujer rica, a quienes les gustaba mostrar el nuevo accesorio que tenían. Era llevado a diferentes lugares, como fiestas o plazas para mostrar sus “especialidades” a su amo de turno. Con los hombres la cosa cambiaba, pero Ichigo solo conocía a dos hombres al respecto. Un noble de largo cabello negro gustaba venir una vez por semana y beber sake o té, y hablarle. Detrás de la gélida mascara de aquel hombre, Ichigo conocía otra: la de un hombre solitario, cansado de serlo. Ichigo se llevaba bien con él, y estaba aliviado de que aún no le hubiera pedido nada más.
El otro hombre era su actual dueño. Cuando Ichigo no tenia donde ir, Urahara lo acepto y le dio un lugar. No un hogar, pero muy cerca de serlo. Algunas noches, después que ya se había terminado todo el trabajo de la jornada y Toushirou dormía profundamente en su cama, Ichigo silenciosamente caminaba a la habitación de Urahara. El rubio le sonreía amorosamente, una sonrisa totalmente distinta a la que mostraba en la tienda. Ichigo se le acercaba y lo dejaba acariciarlo, tocarlo, besarlo. Nunca intento forzar a que Ichigo lo recibiera, aun cuando tenía el derecho, nunca trato de tener verdadero sexo con él. Al principio, empezó con lecciones de cómo debía satisfacer a sus clientes y a sí mismo. Después, siguió porque Urahara lo amaba y porque Ichigo lo sabía, y su corazón sufría por no poder corresponderlo. Así que, esas veces Ichigo caminaba a la habitación de Urahara, a esa habitación y se quedaba hasta justo antes del amanecer. Pero otra razón, y muy cierta también, era que la misma naturaleza de Ichigo se lo requería, necesitaba aquella atención o sentía que se volvería loco.
Un nekobito (persona gato) era algo difícil de ser. No recordaba donde nació, o el nombre de su padre. Solo recordaba el bello rostro de una mujer, sonriéndole y abrazándolo con amor. No mucho más. Recordaba estar en las calles, ser pateado, gritado, odiado. El asco en los ojos de las personas que los miraban, el niñito mugroso y el sucio gatito blanco. Dos criaturas robando, revolviendo la basura, mordiendo a toda persona que trataba de agarrarlos. Entonces, un día, la gente se hartó de ellos y llamo a alguien que se ocupara. Alguien que los cazara.
Ellos no eran humanos, por lo cual a nadie le importaba qué les pasara.
Ichigo y Toushirou pudieron escapar de su perseguidor, sólo para desplomarse en un lugar perdido de las afueras de Karakura. Un disparo le había atravesado el brazo izquierdo, y con el derecho sostenía la inmóvil figura de Toushirou. El otro gatito había recibido un disparo y estaba desmayado.
“Hm, ¿qué tenemos acá?”
Ichigo vio un hombre de extraño sombrero y cabello rubio. Cundo ese hombre trato de tocarlos, él le mordió la mano. Ese hombre lo golpeo y entonces Ichigo pensó que era el fin. Acurrucó el otro cuerpo contra sí, y cerró los ojos.
“¿Lo vas a proteger, aunque te cueste a vida?” Ichigo abrió los ojos y miro al hombre, no había ira ni odio en sus ojos “¿Cuál es tu nombre, chico?
“Ichigo.”
“¿Cómo la fruta? Eso es tierno.”
“¡No! ¡Como ‘un protector’! Eso dijo mama.”
“¿Y dónde está ella?”
“Muerta.”
Eso fue el primer encuentro. Urahara era en verdad un hombre raro, pero vio el potencial en las dos criaturas. Les tomo bajo sus tutela y les dio un lugar donde estar, curó sus cuerpos y empezó el proceso de curar sus almas.
Ichigo tenía el cuerpo de un chico normal, solo con las orejas y la cola de un gato, y la muy inusual (bueno, para los estándares de Karakura) característica de pelaje naranja. Aparte de eso, y los instintos animales que toda persona gato demostraba, no era muy anormal. No había aprendido a usar sus habilidades especiales, pero sabía que era algo fácil de arreglar. Toushirou era tema aparte. La mayor parte del tiempo (léase el 99%), mostraba la forma de un gatito blanco con grandes ojos verdes, posado en un lugar alto desde donde podía observar lo que sucedía alrededor suyo y de su hermano. Nunca le gustaba que la gente se acercara demasiado a Ichigo, solo dejaba que los clientes se ele acercaran. Solo cuando dormía, y algunas ocasiones de especial stress, mostraba su verdadera forma: de un chigo de alrededor de catorce, piel blanca y lindas orejitas. Nunca iba a envejecer, y eso le iba a pasar a Ichigo, si alguna vez se apareaba.
“Estoy listo.”
“¡Oh, excelente!·Necesito que entregues esto” Urahara le dio una BOLSA ENORME.
“¿Qué rayos es esto...? ¡¿Caramelos de frutilla?! ¡¿Te estás burlando?!”
“No, nooo Ichigo. Es una entrega que Yoruichi hace cada mes, pero esta vez no puede, tenés que hacerlo vos, acá tenés la dirección.”
Ichigo leyó. Era la dirección de un shinigami.
“Es un buen cliente, así que se educado.”
“Siempre lo soy.”
“Lo sé. Solo quería que fueras cuidadoso.”
Ichigo camino por calles casi desiertas. Era todavía muy temprano y el mercado recién empezaba sus actividades cuando paso rápido entre la gente. Aunque su tipo no era tan inusual, no le gustaba atraer atención innecesaria. Una cosa era estar a la vista en la tienda, otra era ser acosado en las calles. Llego a la dirección justo cuando lo percibió. Un aroma, delicioso, tentador. Llamándolo desde adentro, excitándolo. Nunca antes había olido algo semejante, pero sabía qué era.
“¡Rayos! ¡Estoy retrasado!” la persona no lo vio e Ichigo, perdido en sus pensamientos, nada hizo para evitarlo. Así que chocaron.
Ichigo abrió los ojos y vio rojo. Rojo de la sangre, de pasión. Sintió que se quedaba sin aliento, sus sentidos estaban embotados. El hombre era un poco más grande que él, algo tostado con extraños tatuajes de tipo tribal en la piel. El cabello estaba atado en una cola alta y vestía un kimono negro, el uniforme de los shinigami. Estaba hablándole... que...
“Hey, cabeza de zanahoria, ¡¿sos sordo?! ¡Te hice una pregunta!”
“¿Qué...?”
“Te pregunte: ¿cómo vas a arreglar esto?”
El hombre apuntaba a algo... ¿lentes? Lentes rotos... bajo la pierna de Ichigo.
“Eso es bastante caro, ¿sabías, cabeza de zanahoria?”
“¡Tengo nombre! ¡Es Ichigo! ¡Y es tu culpa por haberme chocado!”
“¡VOS eras el que estaba parado en medio del puto camino!”
Ichigo no respondió. Cuando noto la gente acercarse, y noto la posición de los dos, trato de levantarse.
“Movete, ¡tengo trabajo!”
Una mano fuerte lo contuvo en el piso.
“¡No estoy bromeando, frutillita! Pero como no tengo tiempo para perder acá con vos, quiero saber dónde te puedo encontrar después. Y no me mientas porque te voy a encontrar donde sea que estés”
“Mi dueño es Urahara, vivo con el.”
El otro hombre lo dejo ir y entonces Ichigo se levanto. Tenían casi la misma estatura. Ojos de color rojo sangre lo miraron directamente, y el gato naranja no pudo evitar perderse en ellos.
“Te dejo ir, pero vas a saber de mi.”
Y con eso, aquel pelirrojo se fue, sin darse cuenta de la impresión que causo en el joven gato. Ichigo sintió su sangre agolparse por las venas, el corazón latiendo en su pecho, el calor elevándose desde el interior. Su cuerpo, respondiendo a todo esto. Antes de que alguien lo viera en ese estado, se apuro a hacer su entrega y volver a lo de Urahara.
***=^..^=***
1- quien sepa un poco de japonés sabe que “Ichigo” significa normalmente frutilla, pero el nombre del protagonista se escribe con los kanji de ‘ichi’ (uno) y ‘go’ (de “mamoru”, guardián), y es un juego de palabras que se repite mucho en la serie y es casi imposible de repetir en otros idiomas
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